Me fascinan los tatuajes. Son esas marcas que uno decide tener en donde más le gusta y marcan una diferencia con respecto al resto. No es tan facil encontrar a dos personas con exactamente el mismo tatuaje. El tatuador, un artista según mi criterio, no puede repetir dos veces una misma obra de arte, ellas son únicas e irrepetibles. Puede haber parecidos, sin dudarlo, como aquellos tatuajes compartidos o que uniendo dedos o cualquier parte del cuerpo se forma un dibujo solo, pero jamás va a dibujar dos veces exactamente lo mismo. Sería como querer copiar un dibujo en una misma hoja con el mismo grosor de un lápiz.
Algunos quizá lo consideran innecesario, o desprolijo, o símbolo de algo que no es correcto. Yo creo que son una forma de identificarse un poco más, de resaltar, de tener grabado para siempre un momento en nuestra piel.
Hay tatuajes con más singificado, otros que simplemente representan lo que son: un simple dibujo en el cuerpo, pero lo importante es todo lo que puede ocultar un simple tatuaje. Una de las cosas que suelo hacer en el colectivo es ver brazos, piernas, manos, cualquier lugar caracteristico en donde puede llegar a haber un tatuaje e imaginarme por donde estuvo, porque está allí y no en otro lado, qué significarán para su portador.
Me fascinan los tatuajes, ya sea en jóvenes o viejos. No poseo ninguno, pero pretendo tener al menos uno, un momento grabado en mi piel, y cuando sea anciana y mi piel esté arrugada, y el tatuaje gris, tendré un recuerdo conectado directamente a mi, el cual veré y sonreiré hasta el último respiro.

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