14.8.13

Love is gone

Luego de todo esto, me pongo a pensar y pienso “Y ahora ¿qué hago con mi vida?” Me había acostumbrado a una rutina hermosa, a la presencia de alguien que pensé que siempre iba a estar conmigo apoyándonos, cuidándome, moviendo cielo y tierra por verme sonreír. Pero, lamentablemente, en este mundo casi nada es color de rosa, y a veces, aparece la bendita pared en el medio de nuestro camino, y BUM, ahí es cuando caemos en la realidad, cuando notamos que no todo es tan bueno como creíamos, que… esa persona.. en cierto modo, nos hace mal. Ojo, no digo que todas las relaciones son así, porque por algo hay gente que está casada y luego mucho tiempo sigue juntas. Pero, seamos sinceros, ¿acaso no es más normal ver como una pareja se cae a pedazos, que verlos casarse?
Nadie cree en el amor, nadie cree en que el “para siempre” permanece, justamente, para siempre. Bueno, yo lo creía, creía que nada sería capaz de separarnos, que con el amor bastaba. Pero eso no lo es todo. Y a veces, uno tiene que amarse a sí mismo para poder brindar amor al resto, y es en lo que fallamos principalmente. Damos tanto amor al resto, sin esperar nada a cambio (o al menos sin reclamarlo) que nos olvidamos de querernos, nos auto-boicoteamos, al final de cuentas lo que debería hacernos bien nos termina haciendo mal. ¿Y realmente vale la pena todo este dolor, a cambio de algo de amor?
“Si me ama, cambiará, sé que lo hará”. Toda mi confianza puesta en vos, sin importar lo que el resto dijera, sin importar incluso lo que mi cabeza dictaba. Mi corazón mandaba en mi vida, y él decía que tenía que seguir por vos. ¿Y qué gané con eso? Más dolor, más tristeza, más lagrimas sobre mi almohada. Decidí terminar con todo esto, por vos, por mí, pero eso no significa que de un día para el otro dejé de quererte.
Quizá suene contradictorio. Pero, por un lado, mi corazón se había preparado para esto, pero por el otro, se volvía cada vez más y más frágil. ¿Y cómo poder aguantar ahora el hecho de que te aparezcas en mi mente, sin aviso previo, y me destruyas al igual que lo hacías antes? ¿No era que, terminando el calvario, las cosas estarían mejor? Mejoraron, pero no se terminó la tortura.
No puedo evitar recordarte, recordarnos, y no desear que las cosas volvieran a ser, al menos por un momento, como lo fueron al principio. Cada beso, cada caricia, cada palabra de amor. ¿Por qué no se pudo quedar todo tal y como estaba? ¿Por qué se tuvo que arruinar todo?

Y ahora solo me queda eso: recuerdos, fotos, textos, y un corazón roto, si roto. Quizá ahora estés pensando que yo no debería estar hablando de esto, que yo fui la causante en cierto punto.  Pero estar lejos no significa falta de amor, solo es signo de que quizá las cosas debían ser así, que quizá nuestro tiempo terminó. Y hay que seguir adelante, con la frente en alto y con una sonrisa. “No llores porque termino, sonríe porque sucedió” ¿no es así? A pesar de todo no te odio, te amo, quizá no de la misma manera que al principio, pero tampoco dejé de amarte. Solamente aprendí que, a veces, para lograr estar bien con uno mismo y que la gente que querés también lo esté, es necesario alejarse, desaparecer de la vida del otro. Nuestro tiempo terminó, pero no significa que vaya a olvidarlo. Siempre vas a estar en mí, siempre. Y este corazón, que una vez fue tuyo, siempre va a tener una marca con tu nombre, una cicatriz que de a poco va sanando, pero que siempre va a estar para recordarme todos los días quien fuiste en mi vida, quien logro hacerme ver todo de rosa, al menos por un tiempo. 

No hay comentarios: